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Las promesas del alcalde ferrolano

El actual alcalde de Ferrol, José Manuel Rey, al igual que hizo en los pasados comicios, ha remitido a los vecinos un acta notarial de cuatro páginas con su correspondiente portada con la foto del candidato, en la que presenta un decálogo de promesas -a modo de contrato- para el nuevo mandato si los ferrolanos le renuevan su confianza.

Pues bien, leyendo con detenimiento el documento, una se da cuenta de que de las diez promesas, algunas son imposibles de cumplir -porque no están en su mano-, otras son humo y la mayoría son obviedades.  Así el primer compromiso que no podrá cumplir el candidato popular es el de  que gobierne la lista más votada, simple y llanamente, porque eso sólo lo podrá hacer si logra la mayoría absoluta. De lo contrario, no podrá obligar al resto de  partidos a que le apoyen aunque cuente con mayor número de concejales. Convendría no olvidar que en democracia -no sé si el PP tiene claro lo que significa-, los pactos son una  posibilidad perfectamente lícita y absolutamente necesaria en muchas ocasiones.

A continuación dice cosas como que se compromete a fomentar el diálogo y el consenso; a anteponer los intereses de la ciudad a los del partido; a dar prioridad a políticas que fomenten el asentamiento de empresas; a velar por el cumplimiento de la legalidad vigente; a conjugar los intereses económicos e industriales de la ciudad; a seguir promocionando a Ferrol como destino turístico y a seguir defendiendo sus intereses ante otras administraciones. Señor alcalde, con el debido respeto, todo esta retahíla de promesas no son sino las mínimas obligaciones que han de exigírsele a un alcalde. ¿Para qué iba a estar al frente del consistorio sino?.

También afirma que se compromete a continuar con el programa de austeridad que comenzó en la anterior legislatura. Una austeridad que, sospecho, se mantendrá hasta que volvamos a estar en campaña electoral que, como en la actual, seguramente se levantarán todas las calles, se arreglará  los parques, los mercados, etc, etc, Obras que, tal vez, son posibles gracias a los ahorros de los años anteriores. Bien.

Mención aparte merece la promesa de que velará por el estricto cumplimiento de la legalidad vigente en materia de contrataciones, concursos y adjudicaciones públicas. Parece mentira que un representante público se vea en la necesidad de comprometerse ante notario a cumplir la ley. Personalmente esta promesa me genera bastante desconfianza y me  pregunto si ¿hasta ahora los concursos no eran limpios? Voy a pensar que sí

Y por último, el regidor y candidato del PP se compromete a potenciar actuaciones encaminadas a lograr la igualdad entre hombres y mujeres ¿de verdad eso tiene que ser un compromiso y no una obligación?  Por cierto, en el documento no se explica que pasaría si el alcalde incumpliese alguna de estas promesas. No hace falta… no son más que palabras.

 

 

Las cuentas de Monedero

Desde hace unas semanas, en este país no se habla de otra cosa que de las cuentas de Juan Carlos Monedero, si defraudó a Hacienda, si es rico…Se han vertido regueros de tinta para calificar sus supuestos problemas con el fisco. Pues bien, algo no habría hecho bien el señor Monedero cuando, hace unos días, presentó una declaración complementaria con la que ponía al día sus obligaciones tributarias. Es lo que tenía que hacer y no se justifica que lo haya hecho cuando se hicieron públicos unos ingresos por los que, al parecer, no había tributado como correspondía.

Dicho esto, es increíble escuchar las descalificaciones de los líderes de PP y PSOE, que le han llamado de todo. Y digo que es increíble porque ambas formaciones políticas tienen a sus espaldas casos como la Gürtel, Bárcenas, Púnicas, Eres de Andalucía. o el caso de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal que, al parecer, se «olvidó» de declarar a Hacienda la propiedad de una finca de 12.000 metros cuadrados. Quizá se trató solo de un despiste todos sabemos que cuando uno tiene mucho es fácil olvidarse de algo. También nos enteramos recientemente de que el marido de esta señora, que tiene una empresa con un solo trabajador, multiplicó sus ganancias en un 1.828% desde que su esposa preside la comunidad de Castilla-La Mancha. En este caso supongo que se trata de una mera coincidencia.

Claro que cuando estas cosas pasan en grupos de la derecha o próximos, no tienen mucho recorrido, tal vez porque podrían ser fruto de actitudes caciquiles que, en muchos casos, se dan por inevitables y a las que posiblemente estamos demasiado acostumbrados.

Ver a la vicepresidenta del Gobierno, en la rueda de  prensa posterior al Consejo de Ministros, en la que, según sus propias palabras, solo se habla de la acción del Gobierno, referirse a Monedero casi como el culpable de todos los males de este país es, cuando menos, indignante.

De cualquier forma, los líderes de Podemos deben de ser escrupulosos con sus actitudes, en todo momento, ellos mismos han puesto el listón muy alto y no pueden defraudar a quienes, parece, confían en ellos. Y cuando se comete un error, hay que arreglarlo, pero nunca echar la culpa a los demás con declaraciones del tipo de «nos han declarado la guerra», aunque eso sea cierto. Porque esa declaración de guerra no es más que una defensa ante un enemigo político al que temen por encima de todas las cosas. Podemos no puede caer en los mismos errores de la casta que tanto critican.

¿A qué tenemos miedo?

El más que probable ascenso de Podemos en las próximas elecciones generales, según reflejan todas las encuestas, ha empezado a poner muy nerviosos a los miembros de los partidos políticos tradicionales y a algunos medios de comunicación que, ahora, buscan hasta en  las alcantarillas para tratar de encontrar cualquier cosa relacionada con el nuevo partido que corrobore que son tan o más corruptos que ellos.

Cuando hace unos meses apareció la plataforma Podemos, liderada por Pablo Iglesias, todas las televisiones, desde las de del TDT Party hasta las más progresistas, lo invitaban a participar en sus tertulias políticas porque lo consideraban poco menos que una anécdota y había que demostrar que a plurales no les ganaba nadie. Pero ahora las cosas han cambiado, Podemos se ha constituido en partido político y todas las encuestan lo sitúan muy cerca de PP y PSOE en intención de voto. De ahí el nerviosismo general  ante la posibilidad real de perder los muchos privilegios de los que vienen disfrutando de manera alternativa desde  hace cuarenta años.

Lo sorprendente son algunos comentarios que se oyen por la calle del tipo de «yo estoy de acuerdo con Podemos, pero tengo miedo a votarles». Mi pregunta es ¿a qué tenemos miedo?. ¿Alguien puede pensar que si Podemos llega al poder nos irá peor que con el PP?. El Gobierno de Mariano Rajoy, en tres años, aun nos queda sufrirlo un año más, ha desposeído a la población de todos sus derechos laborales, los ha dejado sin justicia, con una sanidad mermada en sus medios, con una educación pública precaria…por citar solo algunas de las parcelas que fueron desmanteladas por el gobierno popular.

Eso sí, sus amigos, los de su clase social, tienen que estar muy satisfechos con un ejecutivo que les ha permitido incrementar su patrimonio en un 9% en el último año, les ha dado una amnistía fiscal con la que han podido blanquear dinero negro -del que desconocemos su procedencia-, y les permite la creación de sociedades ficticias para evadir impuestos. Claro que no es demasiado sorprendente si tenemos en cuenta que, según el auto de un juez, el PP -partido que sustenta al gobierno- pagó con dinero negro parte de la reforma de su sede en Madrid.

¿De verdad tenemos que asustarnos con el auge de Podemos?. Yo no.

Las mayorías son las que son…pero no

Cada día me planteo que voy a dejar de ver y escuchar debates políticos porque me aburren. Siempre son los mismos tertulianos diciendo las mismas cosas y, en muchos casos, dirigiéndose a los espectadores como si se tratase de seres incapaces de entender lo que dicen y lo que sucede a nuestro alrededor. Pero debo de ser masoquista porque siempre recaigo.

Hoy se me  ocurrió fijarme en algo que suele ser una constante en estos programas. Cuando el tertuliano de turno se queda sin recursos tanto dialécticos como argumentales, sentencia que «las mayorías son las que son» y que por lo tanto esto justifica cualquier decisión que se tome desde el ejecutivo porque «les avalan los votos de los ciudadanos».  Pero esto no es del todo cierto, o más bien, me atrevería a decir que es un tremendo engaño.

Es verdad que los populares accedieron al poder legítimamente en unas elecciones libres y que consiguieron la mayoría absoluta, pero no es menos cierto que lo hicieron con un programa electoral que incumplieron, en todos y cada uno de sus apartados desde el mismo instante en que accedieron a los órganos de poder. El Partido Popular está abusando  de esa mayoría absoluta para gobernar mediante decreto y hurtar a los ciudadanos el debate parlamentario al que tienen derecho.

Todos recordamos a Mariano Rajoy, cuando aun hablaba sin un plasma de por medio, afirmando que nunca tocaría la Sanidad, ni la Educación, ni los Servicios Sociales, ni subiría los impuestos y bla, bla bla. Por eso su actuación posterior, aunque legal, no es legítima. No es difícil imaginar que si el PP hubiera concurrido a las elecciones explicando que su proyecto se basaba en una política económica  (diseñada en Europa) que conduciría irremediablemente al empobrecimiento de las clases medias garantizando, eso sí,  el enriquecimiento de los poderosos tal y como ha ocurrido, no sólo no habría conseguido la mayoría absoluta de la que disfruta actualmente sino que, probablemente, habría perdido las elecciones.

Por eso señores tertulianos dejen ya de utilizar la coletilla de las mayorías porque ya no sirve. No se puede ofrecer un Picasso y cuando se ha vendido…entregar un  Pepito Grillo.

Podemos y sus escaños

Nunca cinco escaños al Parlamento Europeo habían puesto tan nervioso a gran parte de nuestro entono político y a los medios de comunicación que los «sustentan». La aparición de Podemos en el panorama político español ha desatado una batería de ataques contra su líder, Pablo Iglesias, que no se había visto hasta ahora.  Antes de los comicios, Iglesias era tratado con el respeto que se merece cualquier persona que defiende pacíficamente sus ideas, porque lo consideraban poco menos que una anécdota, pero cuando descubren que tiene el aval de más de un millón de españoles, entonces es el momento de atacar. Porque se han asustado, se han dado cuenta de que el auge de esta formación,  puede poner en peligro la supervivencia de un bipartidismo demasiado acostumbrado a repartirse el grueso del pastel, dejando algunas migajas para partidos «menores».

Y, como en Fuenteovejuna,  todos a una se ponen a atacar al «intruso» y lo hacen sin miramientos. Hemos oído cosas tan gruesas como los que han dicho que se empieza por tener cinco escaños en Europa con unas ideas «radicales y proetarras» hasta los que afirman que «acabarán con España o provocarán una nueva guerra civil». Algunos ante la falta de argumentos se limitan a decir que el líder de Podemos es un «tío con coleta que no visita mucho el lavabo», deleznable.

Toda esta vorágine de declaraciones, absolutamente fuera de lugar, son un insulto, no sólo para los integrantes de la formación, sino para los muchos españoles que han decidido darles su apoyo porque no confían ya en los partidos tradicionalistas. Porque les han fallado, porque les han engañado y porque necesitan ilusionarse con algo, si están o no equivocados el tiempo lo dirá y será entonces cuando se podrán criticar las políticas, el incumplimiento de promesas o lo que sea. Será también el momento de corroborar o no si Podemos ha venido para quedarse. Mientras tanto, merece el mismo respeto que cualquier otra formación política, alguna con muchas historias que esconder -y no precisamente de imagen-, que eso sí, llevan el pelo muy bien cortado y peinado.

No obstante el líder de Podemos y quienes le acompañan en esta aventura, si se me permite la expresión,  pueden estar satisfechos, entre los partidos «normales» y la caverna mediática les están haciendo una magnífica campaña para próximos comicios electorales. Yo si fuera parte del grupo estaría francamente agradecida.

Se fue serenamente

Nos conocimos hace más de veinte años y aunque no tuvimos una relación de estar en contacto diariamente. Sí nos unió algo especial que hizo que entendiéramos muy bien lo que sentíamos cada una de nosotros.

A Carmen acababan de detectarle un cáncer de mama que ella aceptó con una valentía y un coraje que asombraba a todos los que, en esos momentos, formábamos parte de su grupo de amigos. Operaciones, radioterapia, quimioterapia, todo lo hacia con la esperanza de que se iba a curar . Nunca dejó que la enfermedad la doblegase, siguió saliendo de vacaciones con su inseparable Juan y, cuando venían los malos momentos, vuelta al hospital y a empezar de nuevo con energías renovadas. Ni una mala cara, ni un mal gesto, había que tirar del carro y ella tiraba como nadie.

Después de unos pocos años, yo viví una situación similar. Mi cáncer era de laringe. Operación urgente y pérdida de la capacidad de hablar, fue traumático. Esa situación creo que fue la que hizo que entendiéramos muy bien lo que nos ocurría a cada una de nosotras. Porque las cosas no son iguales, tras un diagnóstico tan duro como el cáncer. En ese momento, te das cuenta de lo absurdo que resulta preocuparse por cosas materiales que no sirven para nada. Ahí es cuando decides que te sobra casi todo menos la vida y necesitas vivirla a tope. Como lo hizo Carmen, hace poco más de un mes que regresó de las que serían sus últimas vacaciones. Se sintió mal y necesitó que la ingresaran en el hospital. Ella, siempre optimista, estaba deseando abandonar el centro porque tenía programado otro viaje. Pero no pudo ser, ayer se fue, sin hacer ruido, con solo 54 años, pero los que la conocimos sabemos que se bebió la vida a tope. Ahora le toca a Juan llenar el gran vacío que deja en su familia y en sus amigos. Porque era ella la que animaba a todo el mundo a seguir adelante.

Fue una de las mujeres más valientes que conocí y hoy lamento muchísimo su pérdida. Hasta siempre, querida Carmen.

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Los descubrimientos de Fátima Báñez

La ministra de Empleo, Fátima Báñez, que por cierto nunca tuvo un empleo, a no ser que ser militante del PP se considere un trabajo, ha descubierto así, de la noche a la mañana, una fórmula para acabar con el paro o, cuando menos, reducirlo sensiblemente. Si ya lo iba a conseguir con la reforma laboral con la que lo único que logró fue precarizar el empleo (claro que ese era el objetivo, no nos engañemos), ahora se ha dado cuenta de que reduciendo de 41 a 5 las modalidades de contrato que existen en este país, todo será muy distinto y, si me apuran, habrá que llamar a todos los jóvenes que han sido «expulsados» de este  país, porque no llegará la mano de obra para tanta demanda de trabajadores.

Pero a la ministra se le escapa un detalle, el problema del paro en España, el más alto de Europa conviene no olvidarlo, no es una cuestión de que existan más o menos modalidades de contrato, la cuestión está en la falta de demanda interna. La política de austeridad que está llevando a cabo este gobierno, siguiendo al dedillo las órdenes de la señora Merkel, (a la que me gustaría poder votar, ya que de ella depende mi futuro), está propiciando el empobrecimiento de la población y con ello, paralizando el consumo. Creo que ya lo comenté alguna vez, pero no hace falta ser un lince en economía para saber que cuando el consumo cae, lo primero que se resiente es el empleo. Tan simple como que si yo no dispongo de medios económicos para comprar, las tiendas no venden y los fabricantes dejarán de hacer unos productos que nadie va a adquirir, por lo tanto, las empresas cierran y los trabajadores se van a la calle. Pura lógica, ni más ni menos.

Por eso, la ministra, debería de dejarse de hacer declaraciones grandilocuentes y dedicarse a trabajar para potenciar la demanda interna (para eso le pagamos, creo) que facilite la creación de empleo. Si luego se quiere facilitar la burocracia con la reducción de contratos me parece muy  bien, pero esa medida por sí sola no creará ni un solo puesto de trabajo y Fátima Báñez lo sabe o, al  menos, debería de saberlo. Claro que poco se puede esperar de un Gobierno que está encantado, al menos eso dicen, pensando que el  paro este año no subirá del 27%. Pues nada, oye, un magnífico dato.

Lección de ciudadanía

La ciudadanía de Ferrol dio un ejemplo de comportamiento cívico en la huelga comarcal del pasado 12 de junio. Y lo hizo sin renunciar a su derecho a reclamar lo que en justicia le corresponde. Al cierre prácticamente total de los establecimientos comerciales y hosteleros, se sumó una multitudinaria manifestación -las cifras son lo menos importante pero se calcula que fueron más de 50.000 personas que marcharon  sin estridencias por las principales calles de la ciudad-,  para reclamar carga de trabajo para los astilleros, pilar fundamental de la economía de toda una comarca que suma más de doscientos mil habitantes.

Desde principios de los años 80 todas las crisis que ha sufrido este país, que han sido varias, se han cebado de forma especial con una comarca cuyo monocultivo industrial centrado en la construcción naval e industrias auxiliares hace imposible su desarralo cuando ésta se paraliza. Por eso, el de ayer fue un grito unánime de socorro de un pueblo que, si las autoridades no hacen nada por remediarlo, se verá abocado a la desaparición. Ninguna comarca pude soportar unas cifras de desempleo que se sitúan en el 32% y cuyo incremento será ineludible porque, aquí todos los sabemos, que sin Navantia, Ferrol no existe.

Por eso hay que  preguntarse dónde estaban ayer los políticos que antes de las elecciones autonómicas aseguraron que se habían firmado contratos  con una firma mejicana para la construcción de varios barcos, de los que ahora nada se sabe?  Los gobernantes no pueden echar balones fuera cuando parte de su territorio se muere de inanición, su labor es la gestión y a eso han de dedicar todos sus esfuerzos. Si en esta comarca no se puede seguir construyendo barcos porque Europa no lo permite, habrá que buscar vías alternativas con un nuevo tejido industrial -algo que se debió de haber hecho cuando empezó la crisis del sector naval-. Pero aquí todos miran para otro lado y mientras tanto, Ferrol se convierte en un geriátrico de parados y pensionistas.

Muchos ferrolanos no nos resignamos a que esto suceda por eso, seguiremos luchando por la reindustrilización de la comarca que, además, puede  presumir de contar con una mano de obra perfectamente cualificada y que está siendo desaprovechada y eso ni queremos ni nos lo podemos permitir.

¿Los gobernantes tienen conciencia?

Estamos viviendo una profunda crisis económica, al menos eso nos dicen para justificar los recortes que está llevando a cabo el Gobierno y que suponen un importante esfuerzo para los ciudadanos,  Si es cierta la crisis -tengo algunas dudas-, resulta difícil de entender  la actitud de los políticos que, parece, no están dispuestos a prescindir de ninguna de sus prebendas mientras el pueblo empieza a pasar hambre.

Es indignante escuchar cosas como que habrá que reducir las pensiones porque el sistema es inviable, que se deje a miles de estudiantes sin futuro porque no pueden hacer frente a las tasas universitarias, que muchos ancianos dejen de tomar sus medicinas porque su situación económica no les permite pagar el canon impuesto por el Gobierno de Mariano Rajoy, sin olvidar a las numerosas familias que se ven obligadas a abandonar sus viviendas porque el paro no perdona y las cuotas se hacen imposibles de abonar. Mención aparte merecen los  miles de niños que no pueden hacer tres comidas al día, por falta de medios económicos. Una tragedia que, parece, no interesa a los gobernantes.

Porque mientras todo esto ocurre -que es sólo una mínima parte de lo que sucede desde que el PP asumió el poder hace poco mas de un año- seguimos observando que la clase política no sufre en absoluto los envites de la crisis. Ellos no hacen ningún esfuerzo, ni siquiera son capaces de hacer gestos para la galería. Hace pocas fechas se aprobaba en el Congreso una subvención para que el precio de los cubatas en la cafetería del  Parlamento no superarse los 3,50 euros. Medida que hubo de ser retirada gracias a la presión social, pero no porque los diputados considerasen que se trataba de una medida, cuando menos, poco ética.  Los señores diputados parece que se mueven en una burbuja que los mantiene al margen de las penurias que pasan muchos ciudadanos.  Ellos se permiten cobrar dietas de alojamiento de casi 2.000 euros -ya quisieran ese sueldo miles de  familias en este país-, a pesar de tener pisos en Madrid; algunas alcaldesas se desplazan a la peluquería en coche oficial, con cuatro escoltas, y no hablemos de los gastos de representación, sobres, resobres y gratificaciones varias.

Y todas esas prebendas se pagan con los impuestos de todos los ciudadanos, fundamentalmente, de los que cobran una nómina y que son los que menos beneficios obtienen, porque  las grandes fortunas disponen de un amplio abanico de posibilidades para tributar menos incluso que un mileurista. De verdad que a veces una se pregunta si los políticos están hechos de otra pasta y no tienen conciencia, porque mientras a la gente de la calle se le encoge el corazón cuando se habla de niños que pasan  hambre y hace lo posible por evitarlo. Ellos ni se inmutan. Ellos siguen a lo suyo, aunque no sé muy bien qué es lo suyo, porque trabajar para mejorar la vida de los ciudadanos eso seguro que no, al menos aparentemente.

Los ministerios de Rouco Varela

Al presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, se le acumula el trabajo. No sólo tiene que atender a su ministerio sacerdotal, al que debería dedicar todos sus esfuerzos, por el cargo, por lo que cobra y por lo que manda, sino que, además se ocupa de otras materias que deberían de corresponder al gobierno electo de este país.

Me refiero concretamente a los ministerios de Educación y Justicia, por citar solo dos en los que, por lo que se ve, el cardenal tiene mucha influencia, si no es el que marca las directrices, que sospecho que sí. Porque no podemos obviar que fue él quien se encargó de pregonar a los cuatro vientos la necesidad de suprimir la asignatura de educación para la ciudadanía, con la disculpa de que adoctrinaba a los alumnos (de adoctrinamientos nos va a hablar Rouco), así como la conveniencia de incluir la asignatura de Religión en el curriculum estudiantil, computando para hacer la media del curso, ni más ni menos. Pues nada, dicho y hecho, viene el ministro Wert y presenta una reforma educativa absolutamente ideológica en la que, curiosamente, se recogen al pie de la letra las sugerencias del arzobispo de Madrid. Todo esto en un país que se declara aconfesional en la mismísima Constitución. Por eso, dudo mucho de su legalidad, pero para eso están los políticos para decidir si es o no constitucional una ley que obliga a estudiar Religión. Una materia en la que las cosas que no se pueden explicar hay que creerlas como norma de fé y, algunos, carecemos de esa fé.

Asimismo, Rouco Varela ha decidido que se elimine prácticamente en su totalidad la ley del aborto vigente en este país, lo que hará retroceder los derechos de los ciudadanos más de cuarenta años. También en esta ocasión Rouco pidió públicamente la eliminación de la ley de plazos y Gallardón recogió el guante inmediatamente, poniéndose manos a la obra para reformar lo que haga falta con tal de tener contento al obispo. A mi juicio sería  mejor que Rouco diese los recados en privado, así seguiríamos pensando que nos gobiernan políticos y no el clero.

Conviene no olvidar tampoco al ministerio de Empleo en el que, aunque Rouco no haya dicho nada hasta el momento, según Fátima Báñez titular de la cartera, la virgen del Rocío tiene mucho que aportar «de la virgen del Rocío siempre se espera un capote». Sin embargo, por el momento con más de 6 millones de parados y el 52% de los jóvenes desempleados, no puede decirse que la mencionada virgen haya hecho demasiados esfuerzos para remediar la situación.

En fin, como sigamos así, antes de que termine la legislatura tendremos que ir a misa todos los domingos y fiestas de guardar, si no queremos que nos descuenten un día de nuestros maravillosos salarios. Paz y amor, hermanos.