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Democracia ¿qué, dónde?

Siempre creí que la democracia -tal y como se define en el diccionario de la Real Academia de la Lengua- es un régimen político en el que la voluntad reside en el pueblo que la ejerce mediante el voto. Hasta aquí todo bien pero creo que las cosas han cambiado mucho o, de lo contrario, nos están hurtando el poder del voto, el único derecho que nos queda, me atrevería a decir.

Si no es así, como puede entenderse que un partido político se presente a las elecciones con un programa electoral y que, una vez ganados los comicios, se dedique a hacer todo, absolutamente todo, lo contrario a lo que prometió a los ciudadanos. Esta actitud, probablemente sea legal pero no es ética y es, desde luego y sin ninguna duda, una estafa a  los electores que tienen derecho a saber qué votan. Claro que esta es una maniobra tan habitual que ya casi la asumimos como inevitable.

Pero, sin duda, lo ocurrido en Santiago de Compostela con la composición de la corporación municipal roza el esperpento. En las pasadas elecciones  locales los  populares santiagueses lograron trece de los 25 concejales, contra 9 del PSOE y 3 del BNG. Consecuentemente, el PP formó un gobierno presidido por el cabeza de lista Conde Roa. Sin embargo, los  problemas de los populares con la justicia no tardaron mucho en aparecer, imputaciones, renuncias, dimisiones a la fuerza, etc, dejaron al grupo prácticamente sin representación.

Entonces el PP pone en marcha toda su maquinaria para sustituir a los ediles que se vieron obligados a abandonar la corporación. El ex-conselleiro de Infraestructuras, último de la lista, asume la alcaldía, hasta aquí todo bien pero, en su equipo incluye a ocho concejales que no han sido elegidos por nadie. No figuraban en las listas y han sido designados a dedo por los dirigentes populares. Supongo que esta decisión será legal -aunque tampoco creo que les importe demasiado-, pero sin duda tiene muy poco que ver con una elección democrática.

No cuestiono la capacidad de los nuevos concejales santiagueses para asumir las responsabilidades derivadas del cargo, pero si cuestiono la forma en la que accedieron al grupo de gobierno. Eso es cualquier cosa menos una elección democrática. Poco futuro nos queda a los ciudadanos si ya ni siquiera tienen en cuenta nuestros votos. Y éstos son los mismos que nos hablan continuamente de transparencia,  limpieza democrática y todas esas cosas con las que se les llena la boca. Por favor, un mínimo de respeto.

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