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Posts Tagged ‘Bipartidismo’

Monarquía o república

Desde mi más absoluto respeto hacia los monárquicos y después de más de una semana de saturación en todos los medios de comunicación sobre la abdicación del rey, sus bondades, las que se le suponen al heredero, etc, etc, no puedo por menos que hacer unas sencillas reflexiones. Empezaré diciendo que este empacho sobre la figura del rey no creo que  beneficie en nada a la institución. Me atrevería a decir que puede incluso, llegar a producir el efecto contrario al que se persigue pero, allá los responsables, eso no es lo que me preocupa.

Lo que me preocupa es que se cuente la historia con medias verdades. Conviene no olvidar que el rey Juan Carlos I ocupó el trono y consecuentemente asumió la jefatura del Estado por imposición del dictador Fracisco Franco que mantuvo sometido a este país durante 40 años. Dicho ésto, el rey aceptó el juego democrático no voy a negarlo pero, tal vez, porque no había otra posibilidad. Tras la muerte del caudillo muchos españoles no hubieran consentido que las cosas continuasen igual. Este país no podía permitirse seguir aislado internacionalmente, como lo estuvo durante el franquismo.

Pero cuando se dice que somos una monarquía parlamentaria porque así se recoge en la Constitución que votó una parte de la ciudadanía (no toda como se nos intenta convencer), habría que hacer algunos matices. El primero que la Constitución puede modificarse, de hecho ya se hizo en 24 horas y por la puerta de atrás para reconocer la obligación del pago de la deuda por encima de cualquier otra cuestión. Y en segundo lugar, porque cuando se votó la Carta Magna -con una  abstención de más del 40%, por cierto-, a los  españoles no se les preguntó si querían monarquía o república, se les presentó un paquete cerrado y era eso o seguir como hasta entonces. Evidentemente, la elección era obvia.

Pero dejando estos temas más o menos legales o legalistas, ¿de verdad los españoles están de acuerdo con que un señor nazca jefe del Estado y se perpetúe en el cargo hasta que decida (o le obliguen) a abdicar? y que luego sean sus sucesores los que asuman el cargo de máxima autoridad del país, así por cuna o apellido como prefieran. En pleno siglo XXI parece un contrasentido que sigan ocurriendo estas cosas y, sobre todo, que se mantenga un boato que no se tiene con ningún otro representante de las instituciones del Estado, aunque estos sí, hayan sido elegidos democráticamente. Pienso que mientras la jefatura del Estado sea hereditaria, no viviremos en una democracia plena.

Pero bueno, lo que nos queda es seguir votando para tratar de ir acabando con el bipartidismo inmobilista que durante años «reinó» en este país y que parece que empieza a desmoronarse. Es una buena señal y probablemente la causa de esta repentina abdicación para salvar, dicen, al país, aunque quizá sea para salvar su propia continuidad.

Podemos y sus escaños

Nunca cinco escaños al Parlamento Europeo habían puesto tan nervioso a gran parte de nuestro entono político y a los medios de comunicación que los «sustentan». La aparición de Podemos en el panorama político español ha desatado una batería de ataques contra su líder, Pablo Iglesias, que no se había visto hasta ahora.  Antes de los comicios, Iglesias era tratado con el respeto que se merece cualquier persona que defiende pacíficamente sus ideas, porque lo consideraban poco menos que una anécdota, pero cuando descubren que tiene el aval de más de un millón de españoles, entonces es el momento de atacar. Porque se han asustado, se han dado cuenta de que el auge de esta formación,  puede poner en peligro la supervivencia de un bipartidismo demasiado acostumbrado a repartirse el grueso del pastel, dejando algunas migajas para partidos «menores».

Y, como en Fuenteovejuna,  todos a una se ponen a atacar al «intruso» y lo hacen sin miramientos. Hemos oído cosas tan gruesas como los que han dicho que se empieza por tener cinco escaños en Europa con unas ideas «radicales y proetarras» hasta los que afirman que «acabarán con España o provocarán una nueva guerra civil». Algunos ante la falta de argumentos se limitan a decir que el líder de Podemos es un «tío con coleta que no visita mucho el lavabo», deleznable.

Toda esta vorágine de declaraciones, absolutamente fuera de lugar, son un insulto, no sólo para los integrantes de la formación, sino para los muchos españoles que han decidido darles su apoyo porque no confían ya en los partidos tradicionalistas. Porque les han fallado, porque les han engañado y porque necesitan ilusionarse con algo, si están o no equivocados el tiempo lo dirá y será entonces cuando se podrán criticar las políticas, el incumplimiento de promesas o lo que sea. Será también el momento de corroborar o no si Podemos ha venido para quedarse. Mientras tanto, merece el mismo respeto que cualquier otra formación política, alguna con muchas historias que esconder -y no precisamente de imagen-, que eso sí, llevan el pelo muy bien cortado y peinado.

No obstante el líder de Podemos y quienes le acompañan en esta aventura, si se me permite la expresión,  pueden estar satisfechos, entre los partidos «normales» y la caverna mediática les están haciendo una magnífica campaña para próximos comicios electorales. Yo si fuera parte del grupo estaría francamente agradecida.