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Posts Tagged ‘austeridad’

Blesa y el cónsul en Londres

Pocas cosas me indignan más que la burla y mucho más si se hace de forma pública e incluso me atrevería a decir que alardeando de la situación. Y una burla es, ni más ni menos, la actuación del cónsul de España en Londres -aunque haya pedido su cese, otro cargo le darán, seguro- invitando a su casa al ex- presidente de Bankia, Miguel Blesa, presunto responsable, entre otros, del hundimiento de una de las principales entidades bancarias de este país. Hay que recordar que una vez hundido el barco (banco), el Gobierno ha acudido a su rescate lo que implica que todos y cada uno de los ciudadanos de este país estamos pagando los desmanes de unos pocos que, eso sí, continúan con su vida de lujo y privilegios.

Con estos antecedentes, no se entiende como un servidor público, el cónsul lo es, se permite la desfachatez de invitar a su casa al citado bancario a pasar todo el fin de semana con su esposa, viviendo a cuerpo de rey y sin pagar el alojamiento, claro. Porque la residencia del cónsul pertenece al Reino de España, con lo cual la pagamos todos los españoles. Es por eso que sin comerlo ni beberlo me he enterado de que yo y 40 millones de españoles más hemos abonado la estancia de Miguel Blesa en Londres ¡lo que me faltaba!

Si algún amigo quiere invitar a este señor que lo haga, está en su derecho, pero no con cargo a los presupuestos del Estado, eso se escapa a sus atribuciones. Los españolitos de a pie cuando vamos de vacaciones -pocas veces-, nos pagamos nuestro alojamiento como tiene que ser o vamos a casa de amigos que pagan ellos de su bolsillo no del de papá Estado.

Por cierto, la vivienda del cónsul en Londres ha costado la friolera de 10 millones de euros (sí han leído bien), menos mal que estamos en una época de máxima austeridad en la que, por ejemplo, niños con cáncer ven recortadas sus prestaciones. Si no fuera por estos apuros económicos que dicen que padecemos -no me creo nada-, a lo mejor trataban de comprar el palacio de Buckingham, allí habría espacio para albergar a la gran cantidad de presuntos corruptos que pasean a diario por nuestras ciudades. Y no pasa nada, país.

Los descubrimientos de Fátima Báñez

La ministra de Empleo, Fátima Báñez, que por cierto nunca tuvo un empleo, a no ser que ser militante del PP se considere un trabajo, ha descubierto así, de la noche a la mañana, una fórmula para acabar con el paro o, cuando menos, reducirlo sensiblemente. Si ya lo iba a conseguir con la reforma laboral con la que lo único que logró fue precarizar el empleo (claro que ese era el objetivo, no nos engañemos), ahora se ha dado cuenta de que reduciendo de 41 a 5 las modalidades de contrato que existen en este país, todo será muy distinto y, si me apuran, habrá que llamar a todos los jóvenes que han sido «expulsados» de este  país, porque no llegará la mano de obra para tanta demanda de trabajadores.

Pero a la ministra se le escapa un detalle, el problema del paro en España, el más alto de Europa conviene no olvidarlo, no es una cuestión de que existan más o menos modalidades de contrato, la cuestión está en la falta de demanda interna. La política de austeridad que está llevando a cabo este gobierno, siguiendo al dedillo las órdenes de la señora Merkel, (a la que me gustaría poder votar, ya que de ella depende mi futuro), está propiciando el empobrecimiento de la población y con ello, paralizando el consumo. Creo que ya lo comenté alguna vez, pero no hace falta ser un lince en economía para saber que cuando el consumo cae, lo primero que se resiente es el empleo. Tan simple como que si yo no dispongo de medios económicos para comprar, las tiendas no venden y los fabricantes dejarán de hacer unos productos que nadie va a adquirir, por lo tanto, las empresas cierran y los trabajadores se van a la calle. Pura lógica, ni más ni menos.

Por eso, la ministra, debería de dejarse de hacer declaraciones grandilocuentes y dedicarse a trabajar para potenciar la demanda interna (para eso le pagamos, creo) que facilite la creación de empleo. Si luego se quiere facilitar la burocracia con la reducción de contratos me parece muy  bien, pero esa medida por sí sola no creará ni un solo puesto de trabajo y Fátima Báñez lo sabe o, al  menos, debería de saberlo. Claro que poco se puede esperar de un Gobierno que está encantado, al menos eso dicen, pensando que el  paro este año no subirá del 27%. Pues nada, oye, un magnífico dato.

Austeridad y dietas de alojamiento

El Gobierno que capitanea Mariano Rajoy no deja de repetir un día sí y otro también por boca de sus cargos más relevantes, Cospedal, Santamaría, Floriano, etc, etc, que es necesario llevar a cabo una política de austeridad porque sino es imposible salir de esta crisis que estamos padeciendo. Y para eso, no se les ocurre otra cosa que recortar, recortar y recortar los derechos de todos los españoles y los salarios de los funcionarios, mientras dan carta blanca a los  defraudadores para blanquear su dinero oculto sin explicar de dónde procede y a los empresarios para despedir a sus trabajadores. Como dato diré que desde que se aprobó la reforma del mercado laboral los ERE se han multiplicado por cinco, dejando en el paro a miles de trabajadores. Tampoco se puede olvidar la subida de impuestos y del IVA, que vendrá a suponer una merma en los salarios de todos.

Pues bien, mientras todo esto ocurre y a los ciudadanos no nos queda otra que ser austeros porque nuestra situación económica no nos permite otra alternativa, más de medio centenar de diputados cobran mensualmente la nada despreciable cantidad de 1.800 euros en concepto de alojamiento, cuando en realidad tienen vivienda en Madrid, algunos no sólo una. Con estos antecedentes considero que ninguno de estos diputados está legitimado para pedir sacrificios a nadie, incluso me atrevería a decir que tampoco lo están para representar a los ciudadanos de este país.

Me pregunto qué tipo de persona, con un buen sueldo, es capaz de cobrar a mayores una cantidad igual a tres veces el salario mínimo interprofesional para abonar un servicio que no necesita. Conviene no olvidar que ese mismo diputado vota a favor del copago de medicamentos a trabajadores en activo y pensionistas con salarios de 600 euros, o de la supresión de la paga extraordinaria de diciembre a funcionarios que cobren más de novecientos euros. ¿Se puede ser más ruin?.  Pero bueno, seguramente tendrán la conciencia muy tranquila y buena parte de ellos acudirán a misa cada domingo y recibirán la comunión como buenos cristianos y como dios manda, que diría Mariano Rajoy.

No sólo de austeridad vive el hombre

El Gobierno sigue hablando de la importancia de mantener la austeridad para reducir el déficit público aunque, tímidamente, comienza a plantear la necesidad potenciar el crecimiento. Según los últimos datos conocidos, Hacienda recaudará 9.000 millones de euros menos de lo previsto pese a la subida de impuestos y, con estas previsiones, el déficit se situaría en el 6,2% al final de año. En resumen que no salen las cuentas.

A pesar de lo preocupante de estos datos, es verdaderamente llamativo que los responsables económicos del ejecutivo, a los que se les supone una preparación suficiente en la materia, no hayan previsto una situación que está muy clara para muchos ciudadanos. Porque si se recortan ingresos y se encarecen los servicios, la consecuencia es inmediata, la gente dejará de consumir y no por capricho, sino por verdadera incapacidad financiera. Porque lo que para algunos políticos -que tienen unos salarios sólidos- son únicamente cuatro cafés, para muchas economías es bastante más.

Y hay algo que para los que no entendemos de economía es elemental. No hace falta ser muy avispado para comprender que tanta austeridad implica un estancamiento del consumo, lo que lleva a una paralización del comercio y, consecuentemente, de la producción. Todo esto hará que se incremente el número de parados y, por lo tanto, que se paguen menos impuestos y con ello se produce una destrucción de riqueza. Vamos lo que en lenguaje coloquial se conoce como la pescadilla que se muerde la cola.

Sin ánimo de negar la necesidad de controlar el déficit, convendría compaginar esta política de austeridad -que no afecta a todos por igual por mucho que nos lo repitan- con una potenciación del crecimiento. De lo contrario, nos conducirán irremisiblemente al precipicio, si es que no estamos en él, y de ahí será muy difícil salir.

El PP aumenta los asesores y las contrataciones a dedo

Durante los últimos años, mientras el Partido Popular estaba en la oposición, nos hemos hartado de escuchar que los socialistas derrochaban el dinero de todos los españoles y que Zapatero era el culpable de todo los males de este país pasados, presentes y futuros. Pero, los populares, en ningún momento se pararon ni siquiera a pensar, en la posibilidad de llegar a acuerdos con el entonces grupo gobernante para tratar de minimizar los efectos de la crisis que se nos venía encima y que requería del esfuerzo de todos.

Y lo hicieron con un único objetivo, alcanzar el poder. Lo consiguieron y ahora que ocupan prácticamente todos los puestos de responsabilidad del Estado, se han dado cuenta de que con su sola presencia en las instituciones no se resuelve una crisis provocada por el sector financiero y que, ahora, pagamos todos los ciudadanos, unos más que otros como siempre.

Pues bien, cuando cada día algún responsable del Gobierno o del Partido Popular, aparece diciéndonos que hemos de hacer sacrificios y apretarnos el cinturón porque sino no salimos de la crisis, nos enteramos de que desde su llegada al poder, los populares han incrementado en un 46% el número de asesores y en un 28% los cargos nombrados a dedo. Una técnica bastante utilizada por el partido gobernante a la hora de las contrataciones, por cierto.

Es francamente descorazonador enterarse de estos dispendios, a la vez que vemos la imagen de los ministros o de cualquier miembro del PP, anunciando recortes en Sanidad o Educación, por poner algún ejemplo. Mientras, el presidente del Gobierno permanece escondido, sin explicar al pueblo la verdadera situación económica del país. Convendría recordarle que los ciudadanos somos mayores de edad y tenemos capacidad para asumir lo que nos pasa, sin que se nos trate como a niños con declaraciones del orden de «haremos lo que tengamos que hacer» o «se harán las cosas como dios manda».

Cuando se están dilapidando todos los derechos conseguidos por el pueblo a lo largo de décadas y se está abocando a la pobreza y a la marginación social a una parte importante de la sociedad, merecemos y reclamamos explicaciones claras, ya está bien de oscurantismo, si hemos de sufrir las consecuencias de un desastre que no hemos provocado queremos saber por qué.

El ego de algunos políticos

El ego y la falta de pudor de que hacen gala algunos políticos podría calificarse de esperpéntico si no llevasen implícito un absoluto desprecio por el dinero público y las personas a las que representan.

El que hasta hace pocas fechas ostentaba la presidencia de la Diputación de Castellón por el Partido Popular, Carlos Fabra, ha puesto el listón muy alto. Recientemente ha inaugurado un aeropuerto sin aviones y ahora, está a punto de poner el colofón a un recinto absolutamente inoperante, con la instalación de una gigantesca escultura que representa un busto de sí mismo y que, según todas las informaciones, ha costado la friolera de 300.000 euros, a los que hay que sumar los 30 millones que se han gastado en publicidad.

Las cifras de este aeropuerto al que el propio Carlos Fabra se refirió como «el aeropuerto del abuelo», no son baladí si se tiene en cuenta que carece de utilidad. Así, se han invertido más de 100 millones en su construcción, otros 35 se emplean en su mantenimiento y más de 400.000 euros en halcones para garantizar la seguridad de unos vuelos que no existen.

Después de todo esto, que no es sino una pequeña muestra, quién puede sorprenderse de que la clase política sea una de las instituciones peor valoradas por los ciudadanos. Los dirigentes deberían de ser conscientes de que el ser elegidos democráticamente, únicamente les faculta para gestionar los fondos públicos para el bien común, pero nunca para su propio beneficio ni para construir mausoleos en su memoria.

Luego nos dicen que es necesario hacer un ejercicio de austeridad y que tenemos que apretarnos el cinturón. Si no fuera por lo complicado de la situación, sería para morirse de risa.